Micro-formación #05:
la culpabilidad en Yoga
En muchas ocasiones nos sentimos culpables en Yoga:
- Creemos que no realizamos bien las posturas
- Que no hacemos correctamente las instrucciones que se nos piden.
- Que no nos salen las posturas.
- Que no nos esforzamos lo suficiente.
Y, por supuesto, que nunca alcanzaremos ‘aquello’ de lo que nos hablan los maestros en los libros.
La semana pasada hablamos justamente de los maestros y del mapa por el que nos guían y enseñan. Y, si te fijas, en ningún libro o texto los maestros comentan que nos sintamos culpables, juzgados, que nos sintamos mal, o algo relacionado con algún sentimiento parecido.
El alumno comprometido
¿Has sentido presión por tener que estar más tiempo en la postura del que para tí era suficiente? Sí, sí, ya lo sé, hay que intentar estar más tiempo de permanencia en las posturas para ir ganando profundidad, pero es o no lo determina el ego del profesor.
¿Tu profesor te ha hecho sentir culpable o juzgado alguna vez en la clase de Yoga?
Los alumnos más comprometidos, pueden sentir que fallan al profesor si no hacen determinadas cosas bien. Se sienten como en una celda de Yoga, en la que saben qué se puede y qué no se puede hacer.
Al final terminamos haciendo Yoga para el profesor, no para nosotros.
¿Te suena todo esto?
Quizá alguno de los que leéis esto os sorprenda, pero muchos otros os sentiréis identificados con esto de la culpabilidad y los juicios en las clases de Yoga.
Te cuento un secreto y, por favor, no lo olvides nunca: si ha sucedido eso, el que no ha entendido de qué va esto del Yoga, es el profesor.
Puedes dejar de sentirte culpable ahora mismo.
Esfuerzo y disciplina
El esfuerzo y la disciplina no debemos nunca ligarlo a un sentimiento de culpabilidad sino al desarrollo de nuestras capacidades.
El 3º Yoga Sutra es difícil al principio, porque duele. Además al comienzo debemos mirar mucho la técnica, como hemos hablado en otras ocasiones. Pero el objetivo tiene que ir más allá. Mucho más allá.
¿Cómo deberíamos sentirnos en la práctica como alumnos y compañeros? apoyados por quienes tenemos al lado para que despierten lo mejor de nosotros y para que queramos mejorar. Pero no por lucha, si no por compromiso.
Lo cierto es que solo alguien que no ha comprendido cómo practicar a nivel sutil diría que el sabor del Yoga está solo reservado para los que ejecutan las posturas con un nivel técnico superior.
José, un alumno del curso y amigo me hizo una observación a propósito de esto un día cuando me dijo: la verdad es que, ahora que lo pienso, los profesores más desarrollados técnicamente nunca he pensado que fuesen los más desarrollados espiritualmente.
El Yoga debe ser un juego de amor, pero lo cierto es que algunos profesores, bajo el paraguas de la disciplina mal entendida, aprovechan para sacar a la luz un ego muy extraño con el que ponen presión a sus alumnos y se apresuran siempre que pueden en recordarles que:
- Deberían practicar más
- Tienen que estar más tiempo de permanencia en las posturas
- No hagan meditación hasta que no dominen Asana
- No hablen de Yoga hasta que no sean profesor
- Tienen que tener más títulos
- Las mieles del Yoga solo están reservadas para aquellos que practican hasta el agotamiento.
Un regalo de mi maestro
Nuestras instrucciones como profesores deben ser muy precisas, claras, activas, enérgicas, pero siempre llenas de cariño y respeto.
Todo comienza con la capacidad de llevar paz y amor a los demás. Comprensión, ánimo y mensajes positivos. No importa si podemos volar, si en otra vida fuimos un emperador romano o si tenemos un título de 1.000 horas en la India si no tenemos la capacidad de desprender comprensión a nuestro alrededor.
La práctica de Yoga, en casa o con un profesor, debe alimentar esa parte de tí que quiere avanzar, mejorar, profundizar más, hacerlo mejor, refinar las posturas y conocer más desde un sentimiento positivo y edificante, de plena inspiración.
Comparto unas palabras de mi maestro que siempre tengo presentes para todo lo que hago.
Recuerda que eres un librepensador y eres digno de la alegría de la vida.
Tu mejor expresión viene cuando estás presente. Así, tu consciencia va una fracción de momento por delante de lo que estás haciendo y te guía. Te da una inspiración instantánea. Cualquier pensamiento se interpondrá en tu camino.
Cuando te dejas guiar por el entusiasmo, el sol, la luna y las estrellas trabajan contigo.
A menudo leo y recuerdo estas palabras y dejo que vibren y lo clarifiquen todo.
Gracias, maestro.
Si quieres practicar en un ambiente de profundo respeto y compromiso con las enseñanzas, nos vemos en el curso de Yoga para Gente Normal.